Aspectos físicos y culturales de Panastra. Un estudio de Al’orej dem Ember.

El desierto de Tiberta, el desierto más extenso de Panastra linda al sureste con los montes Murales, al sur con las costas del mar de la Muerte y al norte con numerosas ciudades, entre ellas destaca Driarva zah, el oasis del norte.
Los vientos que soplan en otoño y en primavera arrastran la arena hacia el sur erosionando las laderas norte de los montes Murales y les aportan un aspecto grotesco y horadado. Durante verano e invierno el viento es imprevisible y los tornados son mucho más usuales que el resto del año. Las dunas se desplazan diariamente una media de 10 cm.

El desierto está salpicado por más de 150 oasis que varían en tamaño desde los diminutos, como el oasis de Sahelhat, en el extremo oeste compuesto por dos palmeras de 12 m y un lago de 8 m de perímetro, hasta el oasis de Taniwet zelhat que ocupa una superficie de más de 120 ha y es el más cercano a Driarva zah. La vegetación es abundante en torno a estas zonas húmedas. Durante la década de 1350 se organizaron equipos que registraron arduamente las precipitaciones y temperaturas en más de 50 puntos del desierto. Las conclusiones de su estudio quedaron plasmadas en un amplio volumen titulado Cultura y literatura de los pueblos de Tiberta. La temperatura mínima registrada de noche fue de -20ºC y las máximas alcanzaron los 50ºC en 5 ocasiones.

Se han registrado más de 50 especies vegetales y más de 70 especies animales. 20 de las especies animales solo se han observado en este desierto y entre las especies vegetales, hay más de 15 variedades que han crecido de forma particular a las orillas de los lagos de los oasis. Las especies de las que tenemos constancia en la actualidad son […].

 

Deja un comentario